Primeramente, el médico deberá empezar por un repaso a la historia clínica del paciente y una entrevista al paciente para conocer sus síntomas. Tras esto el doctor pasará a un minucioso examen físico del paciente que dependerá de la zona donde presente los síntomas.
Deberá examinar si el afectado presenta falta de sensibilidad, pérdida de fuerza, retraso en los reflejos musculares, anomalías en la estructura de la columna, dolor a la hora de mover hombros, cuellos, columna, o andar sobre los talones. También puede pedirle que se siente y estire la pierna para saber si tiene una hernia discal en la parte baja de la espalda.
En general, el médico se encargará mediante test físicos de determinar donde se encuentra la lesión. Tras esto, el médico solicitará uno o varios estudios de imagen que le apoyen en el diagnóstico. Una electromiografía informará de que nervio es el afectado, mientras que la mielografía ayuda a saber el tamaño y lugar donde se sitúa la hernia del paciente. Los rayos X no determinan que exista una hernia pero pueden ayudar a desechar otras posibilidades.