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La artrosis u osteoartritis es una enfermedad que desgasta el cartílago de ciertas articulaciones. En el caso de la artrosis de muñeca este deterioro se produce en el cartílago de al menos una de las articulaciones que compone la muñeca.
La muñeca se compone de varias articulaciones que son nombradas con los huesos que interactúan en ellas. Así, podemos dividir las articulaciones de las muñecas en estos grupos:
Todas ellas pueden sufrir de osteoartritis en sus cartílagos dando lugar a la artrosis de muñeca.
La artrosis de muñeca ocurre cuando hay un mal movimiento de la muñeca que se repite continuadamente cambiando así la anatomía de la muñeca. Una actividad anormal va a ir corroyendo los cartílagos al causar impactos o una mayor presión en los mismos. Normalmente esguinces, fracturas u otras lesiones son las desencadenantes de este cambio de los movimientos normales de una muñeca por lo que una detección a tiempo de estos movimientos puede ayudar a evitar esta patología.
Al principio de la enfermedad el primer síntoma que normalmente se detecta es un dolor al inicio de una actividad en la que se utilice la muñeca. Tras el movimiento, una vez enfriada la articulación, regresa el dolor e incluso una restricción del movimiento. La artrosis de muñeca suele estar acompañada de una hinchazón de la zona afectada, pero esta no siempre es fácilmente visible debido al pequeño tamaño de cada articulación de la muñeca. Otros síntomas pueden ser el chasquido con el movimiento, la restricción del movimiento de la muñeca, y la presencia de líquido en los contornos de las articulaciones que componen la muñeca.
El médico deberá empezar por la historia clínica del paciente y una entrevista al paciente para saber con la mayor precisión posible que tipo de traumatismos o lesiones ha tenido en la zona afectada. Tras esto el doctor palpará la muñeca en busca del foco del dolor o de anormalidades. Normalmente, si los síntomas están coincidiendo con alguna lesión en la muñeca, se llevará a cabo un examen radiográfico lo más exacto posible para así saber qué tipo de artrosis tiene el paciente y en qué grado de desarrollo se encuentra.
La osteoartritis de muñeca se suele clasificar según el lugar donde se produce la artrosis o la razón de la lesión. Por ejemplo, artrosis de la muñeca pisotriquetal degenerativa u osteoartritis de la muñeca radiocarpiana post-traumática.
Esto da mucha importancia al correcto diagnóstico pues resulta sencillo errar en la lesión. Un artroescaner ayudará a conocer que nivel de desgaste presenta la muñeca y si hay más zonas afectadas de la misma.
Con todo esto se debe conseguir saber la fuerza que presenta el paciente en la mano afectada, la movilidad de la muñeca en todos los planos y si hay otras enfermedades o lesiones que se han visto afectadas o que han afectado a la artrosis de la muñeca.
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Como la artrosis es una enfermedad crónica degenerativa, no tiene una solución para eliminarla, y el tratamiento se centra en acabar o paliar el dolor que presenta y evitar en lo posible que en el futuro este dolor vuelva a aumentar.
En un primer estado, el tratamiento consistirá en hacer que la hinchazón disminuya y que desaparezca la molestia. Estos tratamientos pueden ser fármacos antiinflamatorios no esteroides, inyecciones de cortisona, masajes de calor, una planificación de ejercicio físico o rehabilitación, una ayuda artificial a la articulación…
Por desgracia, este tipo de tratamiento no hace que mejore la situación a largo plazo por lo que se recomienda la intervención quirúrgica ya que es la única vía de solución. Las operaciones quirúrgicas para la artrosis de muñeca se pueden dividir en cuatro:
Todas estas cirugías suelen ir acompañadas de otras intervenciones artroscópicas, en las que es completamente necesario un cirujano especialista como es el Dr. Vicente de la Varga, que ayudan a mejorar el tiempo de recuperación y facilita un mejor resultado de la operación.
Tras este tipo de intervenciones, la muñeca al ser una articulación tan pequeña y compleja debe tener una recuperación lenta y eficiente. Se instalará una férula que pueda quitarse y ponerse fácilmente la cual llevará el paciente durante al menos tres semanas. Si el médico encargado determina que se puede prescindir de la férula, el afectado de artrosis podrá empezar a realizar movimientos sin contraerla. Con una recuperación gradual, y acompañada de una buena rehabilitación, al cabo de tres meses se podrá tener una actividad normal de la muñeca. En las intervenciones que permitan recuperar en su totalidad la fuerza y la movilidad se deberá esperar en torno a los siete u ocho meses para llevar a cabo esfuerzos mayores como ejercicios de fuerza o de máxima flexibilidad.
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