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La artrosiscervical se produce cuando hay una degeneración progresiva del cartílago intervertebral cervical que puedo progresar y afectar a los huesos cervicales creando formaciones óseas u osteofitos. La región cervical se encuentra en la parte superior de la columna vertebral humana y está constituida por 7 vértebras, que se nombran C1 o atlas, C2 o axis, C3, C4, C5, C6 y C7. Se sitúan entre el cráneo y las vértebras torácicas. Entre todas ellas existen unos discos intervertebrales que junto con las capas cartilaginosas forman las articulaciones cervicales.
La principal causa de la epondiloartrosis cervical es el desgaste que se produce con el paso del tiempo, por ello la edad juega en favor de esta enfermedad. Aunque se puede producir a cualquier edad, normalmente comienza a partir de los 30 años, agravándose a los 50, y a los 60 la mayor parte de la población presenta algún grado o síntoma de artrosis cervical. Aunque en ciertos estudios la población femenina ha presentado más casos, no hay una diferencia significativa que determine el sexo como una variable a tener en cuenta.
Se trata de una enfermedad multifactorial, esto es que no suele haber una sola causa que desarrolle la enfermedad. Entre estos factores se encuentran:
En una primera etapa, la artrosis cervical puede resultar asintomática, pero al ser una zona del cuerpo tan sensible no tardan en presentarse los primeros síntomas, e incluso agravarse considerablemente en poco tiempo.
El dolor es el principal síntoma. Puede presentarse en el cuello (cervicalgia), también como dolores de cabeza, dolor en el cuello que se agudiza con el giro del mismo, encima del omóplato, e incluso en el brazo o mano. Este dolor puede empeorarse al andar, al hacer movimientos torácicos bruscos como una risotada o un carraspeo.
Otros síntomas son la rigidez cervical, la debilidad o entumecimiento en los músculos del brazo u hombro. Y entre los síntomas menos frecuentes se encuentran loshormigueos, la privación de fuerza o equilibrio en las extremidades inferiores e incluso el descontrolo del esfínter.
Lo primero que realizará el doctor será el estudio del historial clínico del paciente, seguido de una entrevista al paciente en busca de los síntomas principales. Un examen físico le dejará ver lo fatigoso que le puede resultar el hecho de girar la cabeza hacia un lado o de llevarla hasta su hombro. Si al oponer resistencia en un movimiento lateral o frontal de la cabeza crece el dolor o el hormigueo lo más normal es que algún nervio de las cervicales está siendo oprimido.
Si surge la duda de que el paciente presenta artrosis cervical se le aplicaran estudios de imagen, siendo la más común la radiografía. La radiografía lateral es la mejor manera de visualizar la lesión, aun así cabe la posibilidad de que haya un falso negativo que sí pueda ser resuelto en una resonancia magnética nuclear. Esta resonancia se suele llevar a cabo si el dolor no remite con el tratamiento o si entre los síntomas se encuentra la falta de fuerza u hormigueo en los dedos o brazos.
Si se cree necesario, para conocer el estado del sistema nervioso se pueden llevar a cabo pruebas de la velocidad de conducción nerviosa, o insertar un electrodo de aguja en el músculo para detectar la actividad eléctrica del mismo.
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Cuando la artrosis cervical no está avanzada, el médico puede optar por derivarlo al terapeuta o al fisioterapeuta. También en ocasiones se recomienda el uso de la hidroterapia, masoterapia, acupuntura u otros remedios no invasivos como los llevados a cabo por un quiropráctico. Si la artrosis afecta a su vida se debe llevar a cabo una terapia conductual conginitiva que le ayudará tanto a mejorar la postura corporal como a sobrellevar el dolor. En ocasiones el médico le recetará antiinflamatorios o si es algo más grave opioides.
Cuando los afectados tienen una destrucción seria del disco, hay desplazamientos vertebrales o los tratamientos anteriores no son efectivos por lo que ha sufrido una parálisis progresiva se debe operar con la finalidad de descomprimir los nervios afectados y darle calidad de vida al paciente.
Para esta intervención quirúrgica el Dr. Vicente de la Varga presenta dos alternativas para la unión de las vértebras cervicales afectadas:
La estancia hospitalaria suele durar 3 días y se recomienda el uso de un collarín al menos un mes. A los 3 meses de la operación los pacientes suelen volver a llevar su vida con normalidad.
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