Lo primero que realizará el doctor será el estudio del historial clínico del paciente, seguido de una entrevista al paciente en busca de los síntomas principales. Un examen físico le dejará ver lo fatigoso que le puede resultar el hecho de girar la cabeza hacia un lado o de llevarla hasta su hombro. Si al oponer resistencia en un movimiento lateral o frontal de la cabeza crece el dolor o el hormigueo lo más normal es que algún nervio de las cervicales está siendo oprimido.
Si surge la duda de que el paciente presenta artrosis cervical se le aplicaran estudios de imagen, siendo la más común la radiografía. La radiografía lateral es la mejor manera de visualizar la lesión, aun así cabe la posibilidad de que haya un falso negativo que sí pueda ser resuelto en una resonancia magnética nuclear. Esta resonancia se suele llevar a cabo si el dolor no remite con el tratamiento o si entre los síntomas se encuentra la falta de fuerza u hormigueo en los dedos o brazos.
Si se cree necesario, para conocer el estado del sistema nervioso se pueden llevar a cabo pruebas de la velocidad de conducción nerviosa, o insertar un electrodo de aguja en el músculo para detectar la actividad eléctrica del mismo.