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Los tendones son el paso de un tejido contráctil, elástico y vascularizado, en un tejido fibroso muy resistente pero menos elásticos y vascularizados ocasionándose que llegue menos sangre y por lo tanto tenga una menor capacidad de regeneración, siendo una rotura de estos una patología que requiere un rápido tratamiento, en ocasiones, quirúrgico.
El supraespinoso es uno de los músculos que forman el manguito de los rotadores y nos ayuda de forma general, a girar el hombro externamente, además de mantener el brazo unido a la escápula y al resto del tronco. Participa en conjunto con el deltoides en los primeros 90 grados de abducción y aunque no es indispensable para realizar el movimiento deseado, si es capaz de realizarlo por sí mismo siendo los 90 grados el límite de su fuerza.
La rotura del tendón del supraespinoso es la más común siendo este el que más fácilmente puede sufrir una lesión por el canal que se desplaza delimitado por el húmero y el acromion escapular.
Como en cualquier otro tipo de patología que referencia una rotura, debemos saber diferenciar entre una rotura parcial y una rotura total ya que los tratamientos a seguir son diferentes en cada caso, siendo la cirugía en el caso de una rotura total necesaria e inevitable.
El síntoma principal de la patología tratada es el dolor en la zona del hombro e incluso en la parte anterior del brazo ya que dicha lesión suele ir acompañada por la inflamación del tendón de la cabeza larga del bíceps o bíceps braquial.
Algunos síntomas que acompañarán al citado anteriormente son:
Junto con la rotura del tendón del supraespinoso, es posible que el paciente sufra una tendinitis del bíceps braquial o una bursitis acromiohumeral.
Las causas de la afección tratada pueden ser diferentes, es decir, el paciente puede haber estado predispuesto a sufrir la lesión con un historial de otras patologías u otros elementos externos, puede ser la consecuencia de un traumatismo o distensión o puede ser también un proceso de inflamación tendinosa crónica y degeneración.
Cuando nos referimos a la predisposición para sufrir una ruptura como la tratada, nos referimos al hecho de que si por ejemplo una persona tiene el acromion muy cerca de la cabeza del húmero, el supraespinoso tiene aún menos espacio de lo normal, por lo que durante los movimientos en los que este interactúa sufre fricción e inflamación, o dicho de una forma técnica, sufre un conflicto subracomial o síndrome de pinzamiento.
Las personas mayores pueden sufrir una inflamación crónica del supraespinoso, por lo que este se degenera y se debilita, pero son los deportistas los que sufren de forma común estas patologías. En el desarrollo de una actividad física, un jugador de tenis por ejemplo, puede llegar a desarrollar una tendinitis que genera un engrosamiento del supraespinoso provocándole el síndrome de pinzamiento, pero cualquier movimiento violento puede ser la causa de una distensión o traumatismo, si la ruptura del tendón es causada por una caída directa sobre el acromion.
No podemos obviar el hecho de que el tipo de trabajo también puede conducir a una degeneración de tendón, como por ejemplo un pintor que debe mantener los brazos con cierta elevación.
Para el diagnóstico de una ruptura de este tipo, el Dr. Vicente de la Varga, traumatólogo especialista, prefiere realizar técnicas efectivas y evaluar la lesión con ecografías y resonancias magnéticas.
Con la ecografía podrá comprar el estado de los dos hombros del paciente para evidenciar diferencias en la estructura de uno u otro, y con la ayuda de la resonancia magnética tendrá acceso a ver los tejidos blandos (músculos, tendones y ligamentos) y de esta forma ver el estado del tendón y comprobar si se trata de una ruptura parcial o total o si el paciente llega incluso a tener ciertos daños colaterales en otros músculos o tendones por la rotura del tendón del supraespinoso.
Sin embargo, como en todo diagnóstico el Dr. De la Varga procederá inicialmente con la inspección y palpación de la zona dolorosa. Al ser la articulación del hombro la más móvil del cuerpo humano, es fácil evidencia daños si el paciente no es capaz de realizar con normalidad ciertos movimientos. Es por esto por lo que nuestro traumatólogo en primer lugar tratará de mover el brazo en todas direcciones evaluando sus limitaciones (sobre todo en la elevación y rotación) y realizará una serie de pruebas musculares específicas.
Diseñamos una terapia regenerativa específica para usted, la más apropiada para sus características, combinando los distintos tipos de terapias disponibles.
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Tras evaluar las condiciones del paciente, el Dr. Vicente de la Varga decidirá si la cirugía es lo más indicado según la gravedad de la ruptura (parcial o total), pero además tendrá en cuenta la edad del paciente.
Como tratamientos conservadores, en caso de que el paciente no esté capacitado para recibir cirugía y su posterior rehabilitación, se podrá recurrir a la fisioterapia y rehabilitación, sin embargo, esto se limita solo a gente de avanzada edad ya que no supone una pérdida funciona completa sufrir esta lesión y aunque con fisioterapia puede no recuperarse por completo, quizás esto no sea algo necesario.
A pesar de todo lo dicho anterior, el Dr. Vicente de la Varga es un traumatólogo especializado en técnicas novedosas y que ofrecen óptimos resultados para sus pacientes, como la cirugía mínimamente invasiva y otras técnicas utilizadas en la rehabilitación como el PRP (Plasma rico en plaquetas) y las células madre ecoguiadas.
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El Dr. De la varga durante la cirugía terminará de evaluar el daño real interno, limpiará la articulación eliminando el tejido dañado o necrótico y tirará el tendón estableciéndolo en el hueso con anclajes metálicos e hilos no reabsorbibles. La seguridad que ofrece su trabajo, se basa en las técnicas que utiliza mínimamente invasivas, es decir, que procuran realizar el mínimo daño físico con pequeños cortes en la piel y cuerpo de sus pacientes. Dependiendo de la condición del hombro, es posible que necesite realizar una limpieza del cartílago. En la rehabilitación el paciente deberá tener una férula entre 20 y 40 días dependiendo del tipo de cirugía y el tamaño de la lesión, tras retirar dicha férula, el paciente comenzará la rehabilitación para recuperar el movimiento lo antes posible siempre bajo nuestra supervisión. También te puede interesar nuestro artículo sobre la rotura del tendón del bíceps braquial