Los meniscos son unas estructuras fibrocartilaginosas, semiblandas, que se sitúan entre el fémur y la tibia, y su función es mejorar el encaje entre ambos huesos favoreciendo la estabilidad articular y amortiguar la carga que soporta del cartílago articular.
Hay dos meniscos en cada rodilla, uno en su cara interna (menisco interno), y otro en la cara externa (menisco externo). Su forma de semiluna y su perfil similar a un peralte, a una cuña, favorece el perfecto encaje entre el cóndilo femoral curvado y el platillo tibial plano, permitiendo así distribuir de una forma más uniforme la transmisión del peso del fémur a la tibia.
En el menisco se diferencian tres porciones: el cuerno anterior, que se continúa con el cuerpo, para finalizar en el cuerno posterior. La mayoría de las roturas meniscales se producen en el menisco interno, sobre todo en su cuerno posterior, pues es la zona más susceptible de pinzarse entre el fémur y la tibia con la rodilla en flexión.
En el menisco se diferencian tres zonas en función del aporte sanguíneo que reciben:
Hay dos tipos de mecanismos lesivos bien diferenciados:
La sintomatología típica es dolor en la cara interna (más frecuente) o externa de la rodilla, que puede irradiarse hacia la cara posterior. Este dolor, aumenta con la actividad, sobre todo en flexión de rodilla, al acuclillarse, y se alivia en reposo o al extender la rodilla. Es frecuente la aparición de derrame dentro de la articulación, y ocasionalmente se puede bloquear la movilidad de la rodilla porque el menisco roto se interponga a modo de tope entre el fémur y la tibia.
En la mayoría de las lesiones de menisco, un antecedente traumático con una sintomatología compatible, junto a una cuidadosa exploración clínica realizando maniobras de provocación del dolor suele ser suficientes para orientarnos.
Actualmente, la Resonancia Magnética es la herramienta de elección para confirmar el diagnóstico y evaluar posibles lesiones asociadas.
En el centro CAMDE, el doctor Vicente De la Varga es traumatólogo para tratar la Rotura de Meniscos en Málaga, contando con una amplia experiencia en el tratamiento de los pacientes que acuden a nuestro centro de traumatología en Málaga con esta patología.
Los meniscos con unas estructuras fundamentales en la estabilidad de la rodilla y en la preservación del cartílago articular previniendo la aparición de una artrosis. Una rotura meniscal que es tratada extirpando parcial o totalmente el menisco dañado conduce inexorablemente a una artrosis progresiva, de muy rápido avance sobre todo a partir de los 40 años.
Puesto que las roturas meniscales se producen sobre un menisco poco flexible y degenerado, regenerar la rotura meniscal mediante una terapia biológica nos permite evitar su cirugía o que, si hay que realizarla, la cantidad de menisco que se extraiga sea mucho menor.
Cada vez somos más conscientes de la importancia de conservar los meniscos, pues conocemos su fundamental papel en la estabilización de la rodilla y en la absorción de cargas e impactos protegiendo los cartílagos de la rodilla. Como regla general intentaremos siempre evitar la cirugía de un menisco roto. Si la sintomatología nos obliga a operarlos trataremos siempre de repararlos para preservar la máxima cantidad de tejido. Tan sólo en los casos en los que el menisco esté muy desestructurado y sea irreparable retiraremos los fragmentos de menisco dañado.
El nivel de molestias y de limitación funcional son los parámetros que condicionan que una rotura meniscal tenga que ser, o no, operada. No todas las lesiones meniscales causan síntomas. Las rupturas longitudinales pequeñas (menos de 10 mm) pueden sanar espontáneamente en las pacientes jóvenes. Los desgarros estables y los desgarros de espesor parcial normalmente no requieren tratamiento quirúrgico. Si no sentimos dolor, aunque en la resonancia se aprecie una gran rotura meniscal no hay que operarlo. Aunque esté roto, si conforma su estructura el menisco sigue realizando su función.
En nuestro centro, ante una rotura meniscal que causa un dolor soportable y que limita escasamente la actividad deportiva intentamos siempre primero un tratamiento conservador mediante fisioterapia y potenciación muscular. Sin embargo, si los pacientes continúan siendo sintomáticos después de 3 meses, el tratamiento quirúrgico es el recomendado.
En los casos en los que el paciente tiene una rodilla bloqueada, dificultad para realizar el movimiento completo, o si el dolor impide cualquier tipo de actividad física, la evaluación artroscópica de la rodilla y el tratamiento de la rotura de menisco debe realizarse lo antes posible.
Cuando el tratamiento quirúrgico es escogido el principio básico de la cirugía del menisco es conservar tanto tejido meniscal como sea posible para distribuir las cargas apropiadamente.
La meniscectomía parcial artroscópica consiste en la resección de la parte de menisco dañada preservando la mayor parte del menisco, y produce escasa morbilidad y retorno precoz a la actividad deportiva. Pueden esperarse resultados excelentes o buenos en 80% a 95% de pacientes.
El postoperatorio tras este procedimiento suele durar entre 4 y 6 semanas. Durante la primera semana, suele ser necesario el uso de muletas, caminándose con normalidad a la segunda semana. La vuelta a la actividad deportiva de competición se autoriza a los dos meses de la cirugía.
Los implantes meniscales son sustitutos artificiales de los meniscos, naturales (colágeno) o sintéticos (poliuretano), que se emplean para ocupar el espacio que queda tras extirpar una porción de menisco roto. Su objetivo es evitar, sobre todo en pacientes jóvenes, la aparición de un síndrome postmeniscectomía y una artrosis precoz. Sobre este menisco artificial, que es realmente una matriz inerte, deben crecer células que conviertan este tejido artificial en un tejido vivo, para que pueda mantenerse en el tiempo.
Para que pueden ser utilizados requieren unas condiciones determinadas, como que debe quedar menisco sano a ambos lados del injerto para poder suturarlo y que quede estable. En CAMDE impregnamos el injerto meniscal para aumentar las posibilidades de supervivencia del injerto.
Los trasplantes de menisco se realizan con injertos liofilizados o congelados de meniscos completos procedentes de cadáver. Su uso es similar al expuesto en los implantes meniscales pero en los casos en los que se ha extirpado la mayor parte del menisco original. Se emplean para evitar la aparición precoz de una artrosis de rodilla, sobre todo en pacientes jóvenes.
Sutura y reparación meniscal
El éxito de la reparación meniscal depende de tres factores: un suministro vascular adecuado en la zona a suturar, de la estabilidad general de la rodilla, y la edad del paciente.
Clásicamente se reservaba la sutura meniscal para las roturas limpias en la zona roja del menisco. Sin embargo, en nuestro centro realizamos de forma sistemática sutura en las roturas meniscales situada en la zona intermedia. Complementando la sutura meniscal con un protocolo de infiltraciones ecoguiadas de factores de crecimiento en el menisco y en el muro meniscal conseguimos tasas de cicatrizaciones similares a las obtenidos en suturas sobre roturas en la zona roja.
Son factores de peor pronóstico para la cicatrización de una sutura meniscal si la rotura es compleja, con gran desestructuración del menisco o si aparece en una rodilla con rotura crónica de los ligamentos cruzados o con gran atrofia muscular que originen una importante inestabilidad de la rodilla.
Las reparaciones meniscales tienen una proporción de éxito del 90% cuando se asocian con la reconstrucción de LCA. En contraste, la proporción de éxito es 30-40% en las rodillas inestables.
En pacientes jóvenes intentamos siempre la reparación meniscal. En pacientes de mayor edad y con una actividad física menos demandante preferimos realizar la meniscectomía limitada. Aunque se han mostrado que los pacientes de más edad mejoran tan bien como los pacientes más jóvenes en desgarros seleccionados, hay una proporción de complicaciones más altas y el beneficio a largo plazo de conservar el menisco es menor en este tipo de población, pues no tendrán tantas posibilidades de desarrollar una artrosis.
Las técnicas de reparación meniscal artroscópica se realizan mediante suturas y dispositivos biodegradables. La tasa de complicación para la reparación del menisco es aproximadamente del 15%, siendo ligeramente más alto para el medial que para las reparaciones del menisco externo.
La recuperación de una cirugía meniscal, al ser una cirugía artroscópica mínimamente invasiva es muy rápida, aunque su duración depende de la técnica quirúrgica empleada:
En el caso que el menisco no sea recuperable y optemos por eliminar la porción de menisco dañada, el periodo de recuperación es de 3 semanas para una vida normal y 6 semanas para la vuelta a la actividad deportiva intensa.
La cirugía suele ser como hospital de día. El paciente es dado de alta a las pocas horas de la intervención. Durante las primeras 48h deberá caminar con muletas con apoyo parcial y aplicar medidas para la reducción de la inflamación. Al tercer día, comenzará la fisioterapia encaminada a recuperar el tono muscular y la movilidad completa, que se debe conseguir al final de la primera semana de fisioterapia, momento en el que dejaremos de usar las muletas.
Durante la segunda semana, nos centraremos en bicicleta y potenciación muscular, para la tercera semana continuar con elíptica, marcha rápida y finalizaremos de recuperar el tono muscular.
Es el momento del alta para los pacientes no deportistas y el inicio de comenzar los entrenamientos específicos para cada deporte en el caso de los deportistas de cualquier nivel, con la idea de retomar a la competición en 6 a 8 semanas.
El proceso es similar al expuesto para las meniscectomías parciales. La diferencia es que se alargan los tiempos, pues debemos defender la sutura meniscal hasta que el menisco cure. Durante las tres primeras semanas, se mantendrá la marcha con muletas sin apoyar el pie en el suelo y se limitará la flexión de la rodilla a 90º, evitando la flexión máxima. En estas semanas, realizaremos la potenciación muscular y los ejercicios de propiocepción sin carga. Semanalmente realizaremos infiltraciones ecoguiadas de factores de crecimiento en el menisco suturado para aumentar las probabilidades de curación.
A partir de la tercera semana, comenzaremos con la carga parcial durante una semana más para dejar las muletas a las 6 semanas, momento en el que tendremos que haber recuperado la movilidad articular completa. El retorno a la actividad deportiva y la competición se producirá a los 3 meses de la sutura meniscal.