PONTE EN NUESTRAS MANOS Y RECUPÉRATE
En CAMDE sabemos de la importancia del deporte en la vida de las personas. La persona que lo practica vive más y mejor que la persona que no lo hace. Pero también nos la puede quitar si somos imprudentes. Quiere decir que la práctica deportiva no está exenta de riesgos, ya que puede agravar patologías ocultas o producir nuevas. Por eso, si ya realizas algún deporte o actividad física, o si vas a empezar a hacerlo, es bueno someterse a un reconocimiento médico deportivo que valore la salud y la aptitud deportiva, y que permita conocer cuáles son las limitaciones y no correr riesgos innecesarios.
En los últimos años, se ha puesto de moda poner el cuerpo al límite para alcanzar metas deportivas y muchas personas alcanzan un grado de obsesión con el deporte. Pensamos que cualquier persona puede hacer un triatlón de larga distancia, maratones y ultramaratones por las montañas más altas pero sin la preparación adecuada, y encima, sin ningún tipo de control médico el riesgo de padecer problemas se disparan. Comenzamos a entrenar y nos ponemos unos objetivos cada vez más exigentes que obvian periodos de adaptación y que nos pueden situar en esfuerzos físicos de tal intensidad que disparan los riesgos para la salud, en lugar de permitirnos obtener los enormes beneficios de la práctica de deporte.
Antes que nada, debes tener en cuenta que esta prueba debe realizarse en un centro especializado, como CAMDE, que te dé seguridad y confianza. La prueba se hace sobre un tapiz rodante (simulación de la carrera) o cicloergómetro (simulador del ciclismo). Estos son los ergómetros más usados.
La prueba de esfuerzo es un examen funcional, no invasivo, que se utiliza para estudiar y valorar de forma objetiva la respuesta de los pulmones, el corazón, los músculos y de nuestro sistema metabólico, durante la realización de un ejercicio físico.
Para iniciar la prueba se toma la presión arterial de reposo. Luego se colocan los electrodos como para realizar un electrocardiograma. Sirven para que el especialista tenga una valoración de tu corazón todo el tiempo del examen.
Seguidamente se coloca una máscara sobre la nariz y boca que es el analizador de gases. Medirá el consumo de oxígeno (VO2) y la producción de anhídrido carbónico (CO2) así como la ventilación. Sobre estos valores se establecen los límites de entrenamiento. Ahora estamos listos para empezar.
Subido en el ergómetro, se selecciona el protocolo adecuado, que generalmente comienza con una carga suave y que a la vez sirve de calentamiento. Pasados unos minutos, se va incrementando la carga progresivamente, hasta que el sujeto de estudio no sea capaz de responder a la exigencia que se solicita (agotamiento). Entonces se baja la intensidad del ergómetro al mínimo, para tener un tiempo de recuperación o vuelta a la calma. La prueba de esfuerzo máximo llega entonces a su fase de análisis de resultados.
En CAMDE, recomendamos que se realicen este tipo de pruebas de esfuerzo fundamentalmente por 3 razones:
Por salud. Diagnosticar o descartar enfermedades silentes/ocultas que pueden ser de alto riesgo a corto, medio o largo plazo, si se realizan esfuerzos físicos intensos. Existen patologías que afectan al corazón, los pulmones, la circulación o la sangre, que pueden permanecer sin diagnóstico durante años, incluso décadas, y causan una respuesta anormal al ejercicio que se puede evidenciar durante la prueba de esfuerzo.
Por aptitud. Evaluar la forma física (factores fisiológicos y morfológicos) y la salud cardio-respiratoria antes de iniciar un programa de entrenamiento. Estos son factores que influyen en la prescripción y orientación de actividad física individualizada, tanto en sujetos sanos asintomáticos como con patologías.
Para una valoración fisiológica de la capacidad funcional en deportistas y no deportistas y conocer parámetros respiratorios y cardiovasculares que nos permitan planificar el entrenamiento.
Lo primero, y más importante, que vamos a ver es cómo funciona y responde el corazón y la tensión arterial a lo largo de toda la prueba incluida la recuperación. Luego tendremos valores elementales para los entrenamientos, como son:
Nos permite detectar enfermedades del corazón que con un simple electrocardiograma de reposo no aparecen, o evaluar una posible enfermedad coronaria “silenciosa” en individuos aparentemente sanos.
También nos permite descubrir respuestas anormales de la tensión arterial. La hipertensión en respuesta al ejercicio indica normalmente complicaciones cardiovasculares subyacentes.
Otra posibilidad es la de reproducir y evaluar los síntomas torácicos relacionados con el ejercicio. Es frecuente que en individuos mayores de 40 años experimenten síntomas anginosos con el esfuerzo físico.
Finalmente, una ergoespirometría nos permite establecer las zonas de entrenamiento a través de los umbrales aeróbico y anaeróbico además de saber el consumo máximo de oxigeno (VO2 max). Sobre toda esta información que ofrece la prueba de esfuerzo máximo, los preparadores físicos sabrán con exactitud cómo deben establecer las intensidades de entrenamientos para cumplir con tus objetivos. Y hacerlo sin caer en el sobreentrenamiento, que se manifiesta, entre otras cuestiones, como dolores musculares, articulares, tendinitis o cierta apatía por entrenar, entre otros.