Traumatólogo en Málaga » Tratamiento de la rotura del menisco
Los meniscos son unas estructuras fibrocartilaginosas, semiblandas, que se sitúan entre el fémur y la tibia, y su función es mejorar el encaje entre ambos huesos favoreciendo la estabilidad articular y amortiguar la carga que soporta del cartílago articular.
Hay dos meniscos en cada rodilla, uno en su cara interna (menisco interno), y otro en la cara externa (menisco externo). Su forma de semiluna y su perfil similar a un peralte, a una cuña, favorece el perfecto encaje entre el cóndilo femoral curvado y el platillo tibial plano, permitiendo así distribuir de una forma más uniforme la transmisión del peso del fémur a la tibia.
En el menisco se diferencian tres porciones: el cuerno anterior, que se continúa con el cuerpo, para finalizar en el cuerno posterior. La mayoría de las roturas meniscales se producen en el menisco interno, sobre todo en su cuerno posterior, pues es la zona más susceptible de pinzarse entre el fémur y la tibia con la rodilla en flexión.
En el menisco se diferencian tres zonas en función del aporte sanguíneo que reciben:
Hay dos tipos de mecanismos lesivos bien diferenciados:
La sintomatología típica es dolor en la cara interna (más frecuente) o externa de la rodilla, que puede irradiarse hacia la cara posterior. Este dolor, aumenta con la actividad, sobre todo en flexión de rodilla, al acuclillarse, y se alivia en reposo o al extender la rodilla. Es frecuente la aparición de derrame dentro de la articulación, y ocasionalmente se puede bloquear la movilidad de la rodilla porque el menisco roto se interponga a modo de tope entre el fémur y la tibia.
En la mayoría de las lesiones de menisco, un antecedente traumático con una sintomatología compatible, junto a una cuidadosa exploración clínica realizando maniobras de provocación del dolor suele ser suficientes para orientarnos.
Actualmente, la Resonancia Magnética es la herramienta de elección para confirmar el diagnóstico y evaluar posibles lesiones asociadas.
Diseñamos una terapia regenerativa específica para usted, la más apropiada para sus características, la que su rodilla en particular necesita, combinando los distintos tipos de terapias disponibles.
Nuestras instalaciones con quirófano y laboratorio propio nos permiten manejar la más amplia oferta en terapias biológicas para diseñar la combinación de terapias más adecuada para su patología
Cada vez somos más conscientes de la importancia de conservar los meniscos, pues conocemos su fundamental papel en la estabilización de la rodilla y en la absorción de cargas e impactos protegiendo los cartílagos de la rodilla. No todos los meniscos rotos hay que operarlos. Como regla general intentaremos siempre evitar la cirugía de un menisco roto.
Si la sintomatología nos obliga a tratarlos, intentaremos siempre que sea posible regenerarlos antes de operarlos, y si no queda más remedio que operarlos trataremos siempre de repararlos y suturarlos para preservar la máxima cantidad de tejido. Tan sólo en los casos en los que el menisco esté muy desestructurado y sea irreparable retiraremos los fragmentos de menisco dañado, pero intentando mantener siempre la mayor cantidad de menisco posible.
En nuestro centro, ante una rotura meniscal que causa un dolor soportable y que limita escasamente la actividad deportiva intentamos siempre primero un tratamiento conservador mediante fisioterapia y potenciación muscular apoyando a una terapia biológica. Sin embargo, si los pacientes continúan siendo sintomáticos después de 3 meses, el tratamiento quirúrgico es el recomendado.
En los casos en los que el paciente tiene una rodilla bloqueada, dificultad para realizar el movimiento completo, o si el dolor impide cualquier tipo de actividad física, la evaluación artroscópica de la rodilla y el tratamiento de la rotura de menisco debe realizarse lo antes posible.
Cuando el tratamiento quirúrgico es escogido el principio básico de la cirugía del menisco es conservar tanto tejido meniscal como sea posible para distribuir las cargas apropiadamente
La meniscectomía parcial artroscópica consiste en la resección de la parte de menisco dañada preservando la mayor parte del menisco, y produce escasa morbilidad y retorno precoz a la actividad deportiva. Pueden esperarse resultados excelentes o buenos en 80% a 95% de pacientes.
El postoperatorio tras este procedimiento suele durar entre 4 y 6 semanas. Durante la primera semana, suele ser necesario el uso de muletas, caminándose con normalidad a la segunda semana. La vuelta a la actividad deportiva de competición se autoriza a los dos meses de la cirugía.
Los implantes meniscales son sustitutos artificiales de los meniscos, naturales (colágeno) o sintéticos (poliuretano), que se emplean para ocupar el espacio que queda tras extirpar una porción de menisco roto. Su objetivo es evitar, sobre todo en pacientes jóvenes, la aparición de un síndrome postmeniscectomía y una artrosis precoz. Sobre este menisco artificial, que es realmente una matriz inerte, deben crecer células que conviertan este tejido artificial en un tejido vivo, para que pueda mantenerse en el tiempo.
Para que pueden ser utilizados requieren unas condiciones determinadas, como que debe quedar menisco sano a ambos lados del injerto para poder suturarlo y que quede estable. En CAMDE impregnamos el injerto meniscal de material biológico para aumentar las posibilidades de supervivencia del injerto.
Los trasplantes de menisco se realizan con injertos liofilizados o congelados de meniscos completos procedentes de cadáver. Su uso es similar al expuesto en los implantes meniscales pero en los casos en los que se ha extirpado la mayor parte del menisco original. Se emplean para evitar la aparición precoz de una artrosis de rodilla, sobre todo en pacientes jóvenes.
La recuperación de una cirugía meniscal, al ser una cirugía artroscópica mínimamente invasiva es muy rápida, aunque su duración depende de la técnica quirúrgica empleada:
Meniscectomía parcial
En el caso que el menisco no sea recuperable y optemos por eliminar la porción de menisco dañada, el periodo de recuperación es de 3 semanas para una vida normal y 6 semanas para la vuelta a la actividad deportiva intensa.
La cirugía suele ser como hospital de día. El paciente es dado de alta a las pocas horas de la intervención. Durante las primeras 48h deberá caminar con muletas con apoyo parcial y aplicar medidas para la reducción de la inflamación. Al tercer día, comenzará la fisioterapia encaminada a recuperar el tono muscular y la movilidad completa, que se debe conseguir al final de la primera semana de fisioterapia, momento en el que dejaremos de usar las muletas.
Durante la segunda semana, nos centraremos en bicicleta y potenciación muscular, para la tercera semana continuar con elíptica, marcha rápida y finalizaremos de recuperar el tono muscular.
Es el momento del alta para los pacientes no deportistas y el inicio de comenzar los entrenamientos específicos para cada deporte en el caso de los deportistas de cualquier nivel, con la idea de retomar a la competición en 6 a 8 semanas.
El proceso es similar al expuesto para las meniscectomías parciales. La diferencia es que se alargan los tiempos, pues debemos defender la sutura meniscal hasta que el menisco cure. Durante las tres primeras semanas, se mantendrá la marcha con muletas sin apoyar el pie en el suelo y se limitará la flexión de la rodilla a 90º, evitando la flexión máxima. En estas semanas, realizaremos la potenciación muscular y los ejercicios de propiocepción sin carga. Semanalmente realizaremos infiltraciones ecoguiadas de factores de crecimiento en el menisco suturado para aumentar las probabilidades de curación.
A partir de la tercera semana, comenzaremos con la carga parcial durante una semana más para dejar las muletas a las 6 semanas, momento en el que tendremos que haber recuperado la movilidad articular completa. El retorno a la actividad deportiva y la competición se producirá a los 3 meses de la sutura meniscal.
Los meniscos se rompen, al igual que el ligamento cruzado anterior en deportes de gran rapidez y movilidad como es el fútbol, el baloncesto o el balonmano. La forma más frecuente de romperse es en un giro brusco para hacer un cambio de dirección y el pie se queda pegado al suelo girando bruscamente la rodilla, rotando el fémur sobre la tibia rompiéndose el menisco.
No, y depende enormemente de la edad. El deportistas jóvenes las roturas de menisco aparecen en accidentes muy bruscas y violentos, sobre unos meniscos sanos que suelen ser “arrancados” de sus fijaciones laterales. Al ser menisco sanos, no degenerados, y ser roturas limpias es posible reconstruirlos o regenerarlos para preservarlos. A partir del los 40 años, los meniscos suelen estar degenerados, sobre todo si se ha hecho mucho deporte de más joven, y las roturas son más complejas desestructurando al menisco de tal forma de que raramente son reconstruibles y con frecuencia hay que eliminar los fragmentos rotos.
Dependen en gran manera de el tipo y localización de la rotura. El síntoma principal es el dolor. Las roturas más frecuentes son las que afectan a la parte más posterior del menisco (el cuerno posterior) y sobre todo del menisco interno. Estas roturas causan dolor sobre todo con la flexión forzada de rodilla, al acuclillarse o sentarnos en asientos bajos. Cuando afectan a la zona media (al cuerpo del menisco) que es más frecuente en el menisco externo, el dolor puede aparecer al caminar o correr, siendo más invalidantes. Cuando afectan a la parte más anterior del menisco (cuerno anterior) suelen ser bien toleradas no requiriendo con frecuencia tratamiento.
La forma de producirse la lesión y los síntomas suelen orientar hacia la rotura del menisco. La exploración mediante maniobras que intentan pinzar el menisco entre el fémur y la tibia son bastante específicas de un menisco roto. Es obligatorio realizar una resonancia magnética de la rodilla, para confirmar el diagnóstico sino para descartar lesiones asociadas (edemas óseos o lesiones de ligamentos) que son muy frecuentes.
No siempre es necesario. Actualmente, sobre todo en deportistas muy jóvenes y en roturas que no desestructuran demasiado al menisco intentamos regenerarlo mediante terapias biológicas que nos permiten preservar lo máximo posible de menisco. Actualmente somos muy conservadores y tratamos de evitar al máximo operar los meniscos para eliminar la parte rota (meniscectomía parcial). Intentamos siempre que podemos regenerarlos mediante terapias biológicas o suturarlos, o una combinación de ambos.