Tratamiento efectivo de la fascitis plantar: qué hacer y cuándo acudir al médico
Descubre cómo abordar el tratamiento de la fascitis plantar de forma integral: causas, medidas conservadoras, cuándo recurrir al especialista y cómo prevenir recidivas. Ideal para deportistas y personas activas que buscan recuperar su pie y retomar su práctica con seguridad.
Introducción
La fascitis plantar es una de las causas más comunes de dolor en el talón y en la planta del pie, especialmente en personas activas, deportistas o quienes permanecen mucho tiempo de pie. En este artículo abordaremos el tratamiento de la fascitis plantar con un enfoque orientado al paciente de medicina deportiva: explicaremos por qué aparece, cuáles son las opciones de tratamiento y cómo prevenir que vuelva a reaparecer.
¿Qué es la fascitis plantar y por qué aparece?
La fascia plantar es una banda gruesa de tejido fibroso que conecta el hueso del talón (calcáneo) con los dedos del pie, y que ayuda a sostener el arco del pie y absorber el impacto al caminar o correr.
Cuando esta fascia sufre microtraumatismos repetidos, tensión excesiva o alteraciones de la pisada, puede generarse dolor en la parte inferior del talón, especialmente al dar los primeros pasos de la mañana o tras periodos de inactividad.
Factores de riesgo frecuentemente asociados incluyen:
- Pisada con arco excesivamente alto o demasiado bajo.
• Sobrecarga por deporte de impacto, carrera o estar muchas horas de pie sobre superficies duras.
• Calzado inadecuado, sin soporte o amortiguación.
• Obesidad o aumento repentino de actividad física.
Diagnóstico básico (y cuándo derivar)
El diagnóstico suele realizarse mediante la exploración clínica: se comprueba el dolor al presionar el punto de inserción de la fascia en el calcáneo, la maniobra de estiramiento, y otros hallazgos como rigidez al levantarse.
Se recomienda derivar al especialista (traumatología o medicina deportiva) si el dolor persiste más de 6‑12 semanas a pesar de medidas básicas, o si aparecen signos de compromiso mayor (dolor intenso, cambios en la marcha, etc.).
Tratamiento conservador: pilares fundamentales
Para la mayoría de los pacientes, los tratamientos no quirúrgicos permiten la recuperación. A continuación, los enfoques más relevantes:
1. Modificación de la carga y reposo relativo
Reducir las actividades que incrementan el dolor (carrera, saltos, permanecer mucho de pie) y alternar con actividades de menor impacto es clave para permitir la reparación de la fascia.
2. Calzado adecuado y soporte de arco
Usar zapatos con buena amortiguación en el talón, suela flexible pero estable, así como considerar plantillas ortopédicas (prefabricadas o a medida) para repartir mejor la presión sobre el pie.
3. Estiramientos y fortalecimiento
Realizar estiramientos específicos del tendón de Aquiles, de la fascia plantar y de los músculos de la pantorrilla. Estos ejercicios ayudan a reducir la tensión mecánica sobre la fascia. Es recomendable que los ejercicios estén indicados por un profesional para adaptar al deportista.
4. Tratamientos de apoyo: hielo, férulas nocturnas, ortesis
Aplicar hielo en la zona del talón 10‑15 minutos varias veces al día para disminuir la inflamación/incomodidad. También el uso de férulas nocturnas que mantengan en estiramiento la fascia y el tendón de Aquiles puede acelerar el alivio del dolor. Las ortesis o plantillas ayudan a amortiguar y controlar la pronación/supinación del pie.
5. Medicación y medidas antiinflamatorias
En casos de dolor significativo, se pueden usar antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) como ibuprofeno para aliviar el dolor. Sin embargo, la medicación no sustituye los cambios mecánicos y de carga. Las infiltraciones de corticoides se reservan para casos selectos.
Tratamientos avanzados y cuándo considerarlos
Si después de varios meses las molestias continúan (6‑12 meses o más), se valoran opciones más avanzadas: terapias de ondas de choque, plasma rico en plaquetas o, en raras ocasiones, cirugía.
Plan de tratamiento para deportistas
Para un paciente deportista que presente fascitis plantar, el abordaje debe ser integral:
1. Evaluación inicial: diagnóstico clínico, estudio de pisada, revisión del calzado y análisis de carga deportiva.
2. Modificación temporal del entrenamiento: reducir impacto (nadar o bicicleta en lugar de correr), evitar superficies duras.
3. Intervención mecánica: plantillas específicas, revisión del calzado, ejercicios de estiramiento y fortalecimiento.
4. Monitorización progresiva: cuando el dolor cede, reducir restricciones y volver a cargar progresivamente.
5. Prevención de recaída: mantenimiento de estiramientos, fortalecimiento, rotación de tipos de carga y revisión del calzado.
Prevención: claves para evitar que reaparezca
- Usar calzado con buena amortiguación y adecuado para tu tipo de pisada.
• Realizar calentamiento y estiramientos antes y después del entrenamiento.
• Alternar superficies de entrenamiento.
• Controlar el volumen de entrenamiento.
• Mantener un peso corporal adecuado.
• Revisar la pisada periódicamente.
Conclusión
La fascitis plantar es un motivo frecuente de consulta en medicina deportiva, pero con un enfoque adecuado puede manejarse eficazmente sin necesidad de cirugía.
El tratamiento integral que combine modificación de la carga, calzado adecuado, soporte de la pisada, ejercicios de estiramiento y fortalecimiento, y medidas de apoyo ofrece buenas expectativas de recuperación.
Si tras 2‑3 meses de tratamiento conservador persisten los síntomas, es momento de acudir a un especialista.



