¿Has observado algún tipo de abultamiento y dolor en algún músculo con el ejercicio o después de realizarlo? Pues bien, si sigues leyendo puede que desde clínica CAMDE, con este artículo, te ayudemos a aliviarlo y/o evitarlo. Antes de nada, vamos a descubrir qué es una contractura muscular. Tal y como su nombre indica es una contracción continuada involuntaria de uno o más grupos musculares que ocurre al realizar un esfuerzo. Se manifiesta como un abultamiento de la zona, que implica dolor y alteración del normal funcionamiento del músculo. Son comunes en personas que practican deporte, pero puede manifestarse en cualquier persona al ejercer demasiado esfuerzo sobre un músculo o por el hecho de llevar a cabo un mal gesto.
Suele ser más frecuentes las contracturas en las cervicales producidas por una mala postura al sentarse o pasar muchas horas en la misma posición. Pero, no te preocupes! En este artículo vamos a darte unas pautas sobre cómo prevenir una contractura muscular y cómo curarla. Es importante saber que las contracturas pueden aparecer en el momento en el que estamos realizando el ejercicio o después. Cuando aparece durante el ejercicio, es porque hay una acumulación de los metabolitos, que provocan dolor e inflamación, al no haber una suficiente irrigación sanguínea que depure la zona. Sin embargo, si aparece después de la realización del ejercicio es debido a la fatiga excesiva de las fibras, que al acabar el ejercicio ven disminuida su capacidad de relajación.
Tipos de contracturas
Para poder prevenir las posibles contracturas, vamos a distinguir mejor el tipo de contractura, entre las originadas durante el esfuerzo físico o las que aparecen con posterioridad a este; y las residuales, que acompañan a otra lesión.
Contracturas postraumáticas o defensivas
Son las que se producen después de sufrir un impacto. Como respuesta el cerebro activa la musculatura adyacente para proteger las estructuras sensibles. Por lo general, son contracturas de carácter rígido y de dolor intenso, y se suelen recuperar prácticamente solas después 48 o 72 horas. Un ejemplo de este tipo sería las contracturas cervicales.
Contracturas posturales
Estas lesiones se producen de forma lenta y progresiva por malas posturas o gestos mal hechos. No suelen dar mucho dolor, salvo cuando se asocian con otros músculos cercanos. Los nudos en el cuello serían un claro ejemplo de este grupo.
Contracturas por hipotonía
Encontraremos los espasmos musculares. Aparece cuando el músculo está débil y le exigimos una contracción más fuerte, se produce una contractura para evitar la rotura de fibras. Suele ocurrir en deportistas.
Contracturas por deshidratación
Se produce una contractura en el esternocleidomastoideo debido a una ingesta de alcohol abundante. Pueden darse episodios de tortícolis por deshidratación de dicho músculo y acumulo de sustancias tóxicas que generan gran rigidez cervical, dolor al movimiento, dolor de cabeza o mareos.
Pautas para curar una contractura muscular
En primer lugar y tras conocer con exactitud qué es una contractura y sus tipos, vamos hablar de la primera pauta que debemos realizar para tratar una contractura. Y es que para tratar una contractura muscular lo primero que debemos hacer es prevenirla, y para ello lo mejor es realizar un calentamiento para preparar al músculo antes del esfuerzo. Realizar ejercicio de forma progresiva en intensidad de las cargas, de menos a más intensidad. También ayudara, realizar ejercicios de flexibilidad para mejorar la distensión del músculo y facilitar la recuperación del músculo tras el entrenamiento.
Si ya sufrimos una contractura no nos queda más remedio que aliviar y curar de la mejor forma posible. Por lo que no es convenientes tratarla nosotros mismo con masajes o fármacos de manera inadecuada. Debemos visitar al médico o fisioterapeuta para que nos realice un diagnóstico y conozcamos de qué tipo de contractura se trata y cuál es el método más adecuado para su tratamiento, además de las recomendaciones de nuestro especialista, a la hora de curar las contracturas y, especialmente de aliviar el dolor, será muy útil:
- Aplicar de calor en la zona afectada, podemos utilizar las almohadillas eléctricas o compresas de calor seco.
- Las duchas con agua caliente también serán muy beneficiosas para curar una contractura muscular y reducir el dolor localizado. Los baños de contraste, es decir, frío-calor también podrán resultar beneficiosos para aliviar las molestias y descontracturar.
- Los masajes en la zona contracturada ayudaran a que nuestros músculos vuelvan a la normalidad, provocando un aumento del flujo sanguíneo que mejora la recuperación de los tejidos y limpieza de metabolitos. Los masajes deberán ser realizados por un profesional, sino la contractura muscular podría ir a peor.
- No olvidar que algunas profesiones están más predispuestas a sufrir contracturas musculares debido al desarrollo de su actividad. En el caso de las personas que tienen que pasar muchas horas sentadas, será fundamental aprender y tener una higiene postural adecuada, es decir, saber sentarse bien y cómo tener una buena postura al estar delante del ordenador o realizar cualquier actividad que pueda provocar una contractura muscular.
- Tras la fase inicial de la contracción se recomienda realizar estiramientos y actividad ligera en el agua.