Las lesiones condrales y osteocondrales son lesiones del cartílago articular (lesión condral), que en ocasiones se acompañan de una lesión del hueso subyacente (lesión osteocondral). A lo largo de este artículo vamos a ir viendo estas lesiones en profundidad.
La traumatología moderna ha avanzado mucho en la reparación de los huesos y de los ligamentos. El gran reto que falta es la reparación del cartílago. El problema del cartílago es que no se regenera por si sólo y no es fácil de sustituir. O al menos, no lo era hasta hace poco.
El cartílago es un tejido sin riego sanguíneo, cuya función es soportar la carga y la fricción a que se ven sometidas las articulaciones. Las lesiones del cartílago, que ocurren hasta en el 12% de la población, exponen el hueso con el roce directo producido por el movimiento articular. Esto desencadena dolor y limita el movimiento de las articulaciones afectadas. Corregir estas lesiones es el reto al que nos referimos.
Tipos de lesiones condrales y osteocondrales
Cuando hablamos de Lesiones Condrales solemos referirnos a las lesiones circunscritas de una parte del cartílago de las principales articulaciones. Existen varias denominaciones que hacen referencia al mismo tipo de lesión, y que pueden ocasionar confusión: Lesión de cartílago, lesión condral, lesión osteocondral, osteocondritis, condropatía focal, fractura de cartílago.
Las articulaciones más frecuentes de las lesiones condrales son la rodilla, el tobillo y la cadera, las grandes articulaciones de carga en la que el cartílago juega un papel muy importante en la amortiguación y en la disminución del rozamiento. En estas articulaciones, las lesiones de cartílago pueden producir dolor, inflamación e impotencia funcional. El tratamiento de las lesiones disminuye los síntomas y evita el desarrollo precoz de una artrosis.
Tratamiento
Microperforaciones
Lesiones de pequeño tamaño en las que se puede realizar microperforaciones (pequeños agujeros) en el hueso que permiten la llegada de sangre y fibroblastos al cartílago, posibilitando la formación de un cartílago de reparación. Sin embargo, esta estrategia falla cuando las lesiones del cartílago aumentan de tamaño o afectan de modo difuso al mismo.
Mosaicoplastia
Para las lesiones de tamaño mediano o grande se han desarrollado dos técnicas traumatológicas: la mosaicoplastia y el implante de condrocitos autólogos. La mosaicoplastia toma trozos de hueso con cartílago de zonas de la articulación con poca carga y los transplanta a las zonas defectuosas que soportan mayor carga. Esta técnica tiene unos buenos resultados a corto y medio plazo, pero con el paso de los años la funcionalidad de la articulación decrece y aumentan los fallos y las recaídas. El implante de condrocitos es una técnica más compleja y novedosa, y sus resultados a largo plazo superan a las otras técnicas.
Implante de condrocitos
Esta técnica, que es la que mejores resultados obtiene a medio y largo plazo, está indicada claramente cuando las otras técnicas han fallado. Además, en los últimos años, son cada vez más los organismos que abogan por su uso como técnica de primera elección en lesiones de mediano y gran tamaño, y en la osteocondritis disecante.
Con la técnica del implante líquido de condrocitos (ACI) se cultivan en laboratorio células del paciente capaces de producir cartílago (condrocitos), y se implantan en la zona defectuosa cubriéndolas con un parche de periostio para facilitar su adherencia. Ambas técnicas han demostrado su eficacia en lesiones de mediano tamaño y se practican desde hace décadas.
La revolución en los últimos 10 años ha venido de la mano del MACI (Implante de condrocitos sobre matriz de colágeno). Se trata de un implante de condrocitos en el que éstos se infunden en una matriz (una membrana fibrosa) que reproduce espacialmente el defecto de cartílago a reparar. Esto permite aumentar la concentración de condrocitos, cubrir por completo el defecto del cartílago y facilitar su sellado. Además, e igualmente importante, esto hace la técnica del implante más rápida y sencilla, y con menos complicaciones. Además, permite su realización por artroscopia, sin tener que abrir quirúrgicamente la articulación.