La artroplastia es una intervención quirúrgica que tiene como propósito la extracción de las articulaciones destruida o anquilosada mediante la sustitución de articulaciones artificiales, hechas de cromo, cobalto y titanio, y junto con plásticos de alta densidad. El objetivo no es otro, que corregir deformaciones, recuperar la función y mitigar el dolor de las posibles zonas afectada, como cadera, rodilla, codo, hombro o tobillo, entre otras.
Tipos de Artroplastia
Entre los distintos tipos nos encontramos los siguientes:
- Reemplazo articular o artroplastia protésica, este tipo reemplaza de forma total o parcial una articulación mediante el uso de un implante artificial o prótesis.
- Artroplastia por interposición, en el que se reseca una superficie de la articulación, para colocar una estructura biológica que ocupe el espacio del hueso extraído. De esta manera conseguimos el contacto de los huesos.
- Artroplastia por resección, una de las epífisis óseas se reseca total o parcialmente, de forma que las dos superficies de las articulaciones dejen de estar en contacto.
Dependiendo de la zona a tratar pueden ser:
- Artroplastia de cadera (cementada, no cementada o híbrida).
- Artroplastia de rodilla (total o parcial)
- Artroplastia de hombro
- Artroplastia de codo
- Artroplastia de tobillo
¿Por qué la artroplastia?
Se recomienda para sustituir la articulación dañada por una sana, permitiendo tener una mayor calidad de vida. La necesidad de este tipo de cirugía suele ser por enfermedades reumáticas como la artritis reumatoide, la artrosis o la osteoporosis. En algunos casos, también por necrosis avascular, reconstrucciones oncológicas, entre otras.
Para qué se realiza
El especialista podría recomendarnos hacerla cuando:
- El dolor impida dormir o realizar las actividades normales.
- No podamos mover la zona dañada por nosotros mismos y necesitemos ayuda.
- El dolor no se ha reducido con otro tratamiento.
- Conoce el tipo de intervención y lo que conlleva la recuperación.
La decisión de hacerse una artroplastia dependerá de las circunstancias de cada paciente, algunas personas prefieren aceptar el dolor que les ocasiona la zona afectada y esperar hasta que los problemas sean graves. Sin embargo, otras querrán someterse para continuar con los deportes y actividades rutinarias.
Generalmente, las artroplastias de cadera y de rodilla se llevan a cabo en personas de 60 años y más; aunque, muchas personas que se someten a esta cirugía son más jóvenes. Hay que tener en cuenta, que cuando se realiza una artroplastia de cadera o de rodilla, la nueva articulación puede desgastarse con el tiempo, siendo más probable en personas más activas y jóvenes. Por lo que, si se necesita una segunda artroplastia en el futuro, es muy probable que no funcione tan bien como la primera.
¿En qué consiste?
El proceso de intervención quirúrgica para colocar la prótesis dependerá del tipo de artroplastia y la situación del paciente. A continuación, describiremos los distintos tipos según la zona a tratar:
Artroplastia de cadera:
- Cementada: en este tipo los componentes se fijan usando metil metacrilato (cemento quirúrgico). Es una técnica utilizada en pacientes de avanzada edad que han sufrido alguna fractura por osteoporosis, artritis, artrosis, etc.
- No cementada: la prótesis se adhiere directamente al hueso. Es una operación recomendada en adultos-jóvenes con densidad ósea óptima que sufren una fractura o una enfermedad reumática.
- Híbrida: la peculiaridad de este tipo es que solo se coloca cemento en uno de los componentes de la prótesis, en aquél que va pegado al fémur. Es una intervención para adultos mayores.
Artroplastia de rodilla: Reemplaza la rodilla enferma por un sistema metálico, sustituyendo las partes dañadas por una parte metálica y mecánica. Puede ser de dos tipos:
- Total: se sustituye totalmente la articulación dañada por una prótesis. Ambas partes irán fijadas a los huesos, al fémur y a la tibia, utilizando cemento para pegarlos. Se suele realizar en pacientes con problemas de artrosis y artritis.
- Parcial: se sustituye parte de la rodilla dañada. Posteriormente se reemplaza por un implante de plástico y metal, que se fija con cemento quirúrgico.
Artroplastia de hombro: Se sustituye la articulación del hombro. El motivo suele deberse a fracturas complejas, artritis, necrosis de cabeza del húmero y procesos tumorales. El proceso que se sigue suele ser muy parecido al de la cadera.
Artroplastia de codo: Consiste en sustituir los huesos de la articulación por piezas artificiales. Se distinguen dos partes cementadas, tanto al húmero como al cúbito: conectadas con una bisagra que permite la movilidad. También se recomienda en pacientes con artritis reumatoide.
Artroplastia de tobillo: Es la sustitución de la articulación por una prótesis. Se conecta a la tibia y al peroné, retirándose las partes dañadas. Una vez realizado se fija la articulación artificial y se conectan las dos partes.
Preparación
No te preocupes, no necesitas ninguna preparación especial para la artroplastia, solo tendrías que informar al especialista si existiera la posibilidad de estar embarazada y/o tomaras alguna medicación relacionada con enfermedades reumáticas. Consulta con tu especialista todas las dudas, para que pueda asesorarte de la mejor forma posible.
Post-operatorio
Una vez terminada la intervención es probable que sientas dolor o molestia. En ese caso, el especialista en traumatología te ayudará a aliviar los síntomas con un tratamiento especifico.
Durante la hospitalización los especialistas no tardaran en mover la articulación, para que la recuperación más efectiva y recuperes la movilidad lo antes posible.
En casa, lo más recomendable es realizar rehabilitación durante unos meses, para recuperar totalmente la movilidad de la articulación y comprobar que la prótesis se encuentra perfectamente unida al hueso.