Muchos deportes de invierno requieren de una fuerte sujeción del pie al esquí mediante de la bota y la fijación. Como en la mayoría de lesiones de rodilla graves lo más importante es la prevención, y en este sentido, es fundamental que antes de empezar la temporada hacer un poco de gimnasio para tener un mínimo de fuerza y de elasticidad. Realizar ejercicios de cuádriceps, o bien de bicicleta, y practicar unas sesiones de estiramientos de isquiotibiales y del recto anterior nos pondrán en forma, y nos ayudarán a prevenir lesiones.
Causas de las lesiones de rodilla en deportes de invierno
La mayoría de las lesiones cuando se realizan deportes de invierno se deben a tres motivos:
Lesiones por sobrecarga
Las lesiones por sobrecarga se producen por une posición obligada de la rodilla en semi flexión coloca en tensión permanente el sistema extensor, con lo que puede aparecer dolor en la cara anterior por sufrimiento del cartílago de la rótula (condromalacia). Esta es la posición que se usa para la práctica del Snowboarding.
En esta posición también el tendón rotuliano y el tendón del cuádriceps para amortiguar las fuerzas de flexión que se transmiten a través de la rodilla.
Lesiones por traumatismo directo
Lesiones por traumatismo directo se producen normalmente sobre la cara anterior de la rodilla, y pueden provocar una fractura de rótula o bien una lesión del ligamento cruzado posterior por golpe directo contra la tuberosidad tibial anterior. Ambas son lesiones consideradas graves.
Lesiones por torsión
Las lesiones por torsión son frecuentemente las más graves y se pueden resumir en tres: lesión del ligamento cruzado anterior, lesión del ligamento lateral interno y lesión meniscal.
El mecanismo lesional es diferente según la colocación del cuerpo y la dirección de la fuerza. Con el mecanismo de valgo forzado, el esquí con la pierna, se van abriendo, produciéndose la lesión del ligamento lateral interno en diferentes grados según la intensidad de la fuerza. En caso de que esta persista, se produce la lesión del ligamento cruzado anterior, que se acompaña frecuentemente de una lesión meniscal que es la temida triada.
La rotura del ligamento cruzado anterior es la más frecuente de las lesiones graves. El mecanismo puede ser con el cuerpo desequilibrado girado hacia atrás, en este caso es el propio cuádriceps intentando mantener la estática del cuerpo el que lo rompe por forzar en exceso la traslación anterior de la tibia. El otro mecanismo es la caída hacia delante dejando el pie fijado en rotación interna.
El diagnóstico de esta lesión se hace clínicamente con el test de Lachman y la presencia de los llamados test dinámicos. Con estas dos pruebas ratificadas además por la prueba del cajón, se hace el diagnóstico de certeza, quedando las RX y la Resonancia para confirmación de la lesión y valoración de lesiones acompañantes.
El tratamiento de la lesión del ligamento lateral interno es siempre conservador, basta con inmovilizar la rodilla, pero iniciando desde muy pronto la rehabilitación funcional para que la rodilla mientras cicatrice esté ganando movilidad.
El tratamiento de la lesión del ligamento cruzado en pacientes jóvenes y con aspiraciones deportivas es siempre quirúrgico sustituyendo el ligamento roto por una plastia, o bien con tendones de los isquiotibiales (semitendinoso y grácilis), o bien con el tercio medio del tendón rotuliano. En ambas técnicas el tratamiento es siempre artroscópico ya que con esta técnica la precisión para la colocación de los túneles tanto en fémur como en tibia es máxima. La misma técnica permite la evaluación de las lesiones meniscales así como su reparación.